jueves, diciembre 01, 2005

The Rumble In The Jungle

Este es mi primer cuento

MI ULTIMA PELEA

-Recuerda, los golpes hacia la mandíbula y cuida tu cara, ¿entendido?- Me pregunto, intentando cruzar su mirada con la mía.
-Entendido- le dije sin siquiera poder mirarlo a los ojos mientras me vendaba los puños para la pelea.
-Vamos tranquilo, yo se que tu puedes hacerlo, esta noche es tu noche, después nos iremos con el titulo a beber algunas cervezas al bar de la esquina, ¿OK?- me dijo, poniendo toda su confianza en mí, y dándome todo el apoyo que un boxeador podría recibir.
-OK- repetía todo lo que el me decía como un perico que habla pero no entiende lo que dice.
Esta noche iba a dar la actuación de mi vida, porque esta noche lo dejaría todo entre esas cuatro perillas, que han sido como mi segundo hogar, porque esta pelea es la más importante de mi carrera en la que peleare por el titulo peso pesado, además porque pelear mi ultima batalla como profesional, tengo 30 años y me retiro sin haber nunca llegado a la cima, pero mi momento ya paso, ya que en este negocio hay que saber como y cuando tirar la toalla, y para mi ese momento es ahora, la decisión ya esta tomada, aunque él no lo sepa, por que de seguro me hubiese dado un sermón de que todavía era joven y que el no permitiría que otra persona hiciese el mismo error que él, pero no me arrepiento de no decirle, ni de nada de lo que e echo en toda mi carrera, aunque tal vez después de esta pelea, haya algo de lo que debería sentir vergüenza.
Al entrar al estadio, lo primero que senti fue a un grupo de personas que gritaban mi nombre.
-¡Vamos, tú puedes hacerlo!-me grito uno.
-¡Rompe le la cara a ese imbecil!-me grito una persona del publico.
Después el anunciador da a conocer mi nombre
-Y ahora el hombre que todos han venido a ver, ¡Camilo “el artillero” Gonzales!
Ya para ese momento no entiendo lo que me grita el publico, solo veo sus caras sedientas de sangre, para ellos no soy una persona, soy solo un gladiador, no, un gallo de pelea, que esta dispuesto a romperse la nariz por unos pocos billetes.
Ya no entiendo lo que me dice mi entrenador, solo siento que me da una palmada en el hombre derecho.
Después de subir al ring miro a mi oponente, es solo un chico que tuvo la “suerte” de llegar aquí, no debe tener más de 20 años, lo inspecciono con la mirada de arriba abajo, ¿donde esta su carta secreta? ¿Donde esta el arma que lo ha llevado a la final de este campeonato?, ¿La cabeza?, no, tiene lo que en el mundo del boxeo llamamos una “mandíbula de cristal”. ¿Los brazos?, no, tampoco, no son tan grandes ni musculosos, como para mandar a la lona a alguien de unos pocos golpes. ¿El pecho?, no es lo suficientemente resistente para mantenerlo de pie durante 13 rounds. ¿Las piernas?, tal vez, tienen el tamaño adecuado, son largas y musculosas, o al menos lo suficiente para “bailar” dentro del cuadrilátero, claro no es ningún Muhamed Ali, pero ahí debe radicar su poder, aunque se, que no es esa la verdadera razón de sus victorias, miro aun más abajo, debajo de la superficie, debajo de el ring, ahí al lado de su entrenador, un hombre con terno, gafas oscuros, un maletín, y un grupo de guardaespaldas, ese debe ser donde verdaderamente radicaba su “poder”.
Miro al hombre de los lentes oscuros, puedo ver que el también me esta mirando, pero algo me interrumpe, suena la campana, llego el momento, el comienzo del fin.

PRIMER ASALTO.
Me acerco a mi oponente, lo más que pueda, ya que debo encerrarlo, así sus piernas no le serán de ninguna ayuda.
Lanzo un golpe dirigido hacia su cara con mi puño débil, el izquierdo, lo esquiva fácilmente con un pequeño salo hacia mi izquierda, esta ahora a mi costado izquierdo, yo e dejado libre de protección el costado de mi abdomen, el, se prepara para un golpe directo, fuerte y efectivo… justo como quería que estuviese, has caído en la trampa. Aprieto mi puño derecho, listo para un gran impacto, y lo lanzo por sobre mi otro brazo e impacta directo en su nariz, no lo suficiente como para romperla, pero si como para lanzarlo contra las cuerdas, él como un niño esta cubriéndose la cara con sus manos, un niño que acaba de recibir el golpe más fuerte de su vida.
Me preparo para embestir nuevamente con una ráfaga de golpes directo a su abdomen, tan rápidos fueron esos 5 o 6 golpes que debió sentir que fueron 50 o 60, el comentador dice que parecía un niño despiadado quitándole las alas a una mariposa, cuando me detengo, subo la cabeza para tomar un segundo aire, en ese momento el se abalanza contra mi, no con sus puños sino que con todo su cuerpo, logra el contacto, solo para después empujarme de nuevo al centro del ring, fue un empujón lo suficientemente fuerte como para hacerme perder el equilibrio por un pequeño momento, pero durante ese momento de vulnerabilidad, mi contrincante tomo un impulso de dos paso, y lanzo un golpe lo más fuerte que pudo. Caigo al suelo, pero me levanto enseguida, con ganas de acabar con este muchacho lo más rapido posible, levanto mi brazo derecho con todas mis fuerzas lizo para mandarlo al hospital cuando la campana anuncia que todo ha acabado y que debemos volver a nuestros puestos.

-¿¡Acaso no escuchaste nada de lo que te dije en el camino hacia acá!?- La verdad es que no, entre los alaridos del público, y los chillidos del anunciador, uno prefiere desconectarse totalmente del mundo, y eso te incluye a ti también- ¡los golpes deben venir desde abajo, e impactar directo en la quijada de ese muchacho! ¡¿Acaso no te diste cuenta al entrar que tiene una mandivula de cristal!?

SEGUNDO ASALTO

Entre decidido a acabar con este chico, lo golpee tantas veces, que no lo deje ni siquiera tocarme con sus guantes, fueron varios golpes, ninguno con una fuerza devastadora, solo la suficiente, como para demostrarle quien era el verdadero ganador, quien era el que se merecía el triunfo, seguí así, durante varios rounds seguidos, y cuando el maldito chico entendió, que este no era un juego, que estaba en las ligas mayores, que estaba peleando conmigo, con “el artillero”, era momento de acabar esto.

DECIMO ASALTO
El pobre entro predispuesto para recibir la paliza de su vida, sus piernas, su única defensa contra mis golpes se había desvanecido por ahí cerca del 5 round, no podía ni siquiera mantener sus puños en alto como para proteger su cara de niño rico, la cual después del ultimo round había acabado deformada, con un corte en la ceja derecha, un labio hinchado, y un ojo morado, ¿el cuerpo?, lleno de contusiones internas.
Me divertí un rato con el, lo cual casi me hace cambiar mi decisión final, pero ya era momento de acabar todo esto. Le lance una seguidilla de golpes cortos, hacia su rostro con mi puños izquierdo, el último un poco más fuerte como para que levantara su cabeza, para así dejar su “mandíbula de cristal” a mi disposición, lance un golpe perfecto contra su quijada, hermoso, desde la parte baja de mi abdomen, salio una bala de cañón, que cruzo el aire, y con un poco de nostalgia ya que sabia que este era mi ultimo golpe, el que sellaría mi carrera, tal vez por esta razón, vi todo en cámara lenta nuevamente, vi mi guante encajar a la perfección con la mandíbula de mi contrincante, sentí como dos muelas salían de su posición original, para salir disparadas por un chorro de sangre, contra el piso, vi como se dibujaba una expresión de total dolor en su cara, y vi a ese chiquillo, que se creía boxeador caer a la lona como un bulto, inerte, carente de cualquier vida, fue un golpe perfecto, aunque tal vez demasiado perfecto, tal vez demasiado perfecto para su verdadero cometido.
El juez comenzó la cuenta…
1… Un golpe perfecto
2… Tal vez demasiado perfecto
3… Creo que me excedí con el muchacho
4… Lo siento muchacho discúlpame
5… Rayos, ¿que e echo?
6… Vamos chico reacciona…
7… Eso, así sigue así, ahora párate…
8… Vamos chico… se que puedes hacerlo…
9…-¡¡¡Vamos, ponte de pie!!!!-Le ordene.
Eso así se hace, has demostrado más agallas de las que pensé que tenias, ahora, volvamos a nuestro negocio.
Pude ver el fuego dentro de sus ojos, el muchacho esta furioso, justo lo que quería, lanza unos golpes rápidos hacia mi rostro, uno fuerte a mi mandíbula, otro a mi abdomen, y otro, y otro, hasta que un golpe suyo impacta contra mi cara, y mi cuerpo, cae, aparentemente inerte, la caída es larga, y por un momento me siento en el cielo, solo para aterrizar en el infierno, siento la sucia y fría lona contra mi rostro, veo, la cara sonriente del hombre con terno, esta acariciando su maletín… mi maletín, el que contiene mi dinero, él está feliz, ¿yo?, sucio, me siento sucio, levanto la mirada para ver al arbitro terminar la cuenta, para ver la cara de alegría del chico, y para ver el rostro de angustia de mi entrenador, en ese momento lo comprende, mi entrenador, el cual gasto su dinero, su maletín en comprarse un gimnasio en el cual, entrenaría a los chico como yo, que no sabían defenderse, hace algunos años el había traicionado a su entrenador, pero ahora me tocaba a mi, si claro esta será una noche larga y terrible, en la cual estaré solo con mi atormentada conciencia, bueno eso si es que no cuentas al meletín.