domingo, enero 06, 2008

Tal como en los viejo tiempos.

Me dijeron que me iba a hacer bien salir un rato, distraerme, olvidarme de lo que había pasado, no sé muy bien que fue lo que dije, debí haber dado alguna excusa estúpida o algo así, que no me sentía bien, que me daba lata, que no quería ir… Me dijeron que no me preocupara, que ellos se encargaban de todo, que me iba a servir para relajarme o algo así. No sé porque dije que sí, todo el camino me pareció que algo malo iba a ocurrir en cualquier momento, iba predispuesto para un desastre o algo así. Cuando llegamos nos bajamos del auto y comenzamos a caminar hacia la puerta del club. Había mucha gente tratando de entrar todas agolpadas contra las rejas, con sus entradas en sus manos y gritando cualquier cosa, Roberto era sobrino del dueño del local así que se acercó a uno de los guardias y le dijo algo al oído, después nos apunto a nosotros y siguió hablando con él, cuando terminó le sonrió y le dio unas palmaditas en la espalada y se dio vuelta -Todo listo- nos dijo, e hizo una señal para que lo siguiéramos nos llevo por un lado del club en donde había una puerta con una luz sobre ella, nos dijo que teníamos que esperar aquí unos momentos y que después podíamos entrar, luego le preguntó a Pablo si es que era ahora era el mejor momento, que era muy complicado hacerlo adentro, que si los pillaban, su tío se podía meter en un problema. Pablo dijo que sí, él era como una especie de líder de nuestro grupo, nadie lo había nombrado, ni él se llamaba a si mismo como el jefe, pero todos lo sabíamos, no sé porque la verdad, Felipe era el más inteligente del grupo, Roberto era el más atlético, Pablo era… no sé, quizás solamente era el único con el carácter para ser líder, son de esas cosas con las que se nacen o no, yo no la tenía por eso él era el líder, tampoco estoy muy seguro si líder era la mejor palabra como llamarlo, no era como si nos obligara a hacer algo o tomara todas las decisiones importantes por si solo sin consultárnoslo, pero su opinión era quizás la más importante, todos tratábamos de agradarle, no sé por qué, porque era él líder supongo…

Roberto sacó del bolsillo de su pantalón una pequeña bolsa que cabía dentro de su mano derecha perfectamente, la abrió y saco unas pastillas blancas, 4 para ser exactos, una para cada uno, y las puso sobre su palma izquierda. Las pastillas no eran más grandes que una aspirina pero tenían unos símbolos grabados encima, de superhéroes, ya saben como los que aparecen en las películas, una tenía una gran “S”, otro un murciélago como el de Batman, otra un rallo como Flash, la cuarta tenía un símbolo que no conocía, según yo parecía como una “O” atravesada por una ralla, no sé de quién era ese símbolo. Pablo nos miro a mí y a Felipe, y nos dijo que eran solamente unas pastillas, que no nos iba a pasar nada, tan solo eran para que nos sintiéramos bien, para que nos “prendiéramos”. Felipe me miro con cara de susto, como preguntándome que tenía que hacer… la verdad es que no lo pensé mucho, tan solo estire la mano y cogí la pastilla con el símbolo de Batman, la puse sobre mi lengua y la trague. Pablo me sonrió, me dio una palmada en el hombro y tomó la pastilla de Superman, Roberto agarró la de Flash y le paso la última a Felipe. Roberto me agarró a mí y a Felipe y nos dijo que hoy lo íbamos a pasar “la raja”, y después se puso a aullar como un lobo, todos lo seguimos, era como nuestro grito o nuestro no sé qué, éramos unos lobos, y estábamos de cacería.

Estando ya dentro del lugar nos dirigimos a la barra, una mujer rubia, teñida supuse ya que tenía las raíces del pelo negras al igual que las cejas, con una polera ajustada al cuerpo que dejaban ver a través de su escote sus enormes senos nos preguntó que queríamos de beber, antes de que pudiera decir algo Pablo contesto por nosotros, no recuerdo muy bien lo que pidió, solo que después se acerco a la mujer y le dijo algo a su oído, él sin alejarse de ella ni un centímetro me apuntó con el pulgar, ella me miro y sonrío, luego se dio vuelta y comenzó a preparar los tragos, un rato después Pablo volvió con cuatro vasos servidos al tope, nos entrego uno a cada uno y levanto el suyo sobre su cabeza –Tal como en los viejos tiempos ¿verdad?- dijo y se llevo el vaso a la boca, todos hicimos lo mismo. No sé cuantos tragos nos tomamos ni cuánto tiempo estuvimos al lado del barra, tampoco de que conversamos o si es que conversamos algo o no, solo recuerdo cuando Felipe me dijo –Oye, ¿No esa la Camila? esa mina que esta allá bailando con ese huevón, con una polera verde- Tampoco sé muy bien que fue lo que hice después, ni porque lo hice pero recuerdo que deje el vaso en la barra y comencé a acercarme a ella, no sabía que le iba a decir o que le iba a hacer, tan solo recuerdo que comencé a caminar en su dirección. Cuando estaba a escasos metros de distancia una mano me agarra del brazo por detrás – ¡Déjame! Le voy a sacar la cresta ese huevón- dije, sin importarme quien fuera. – ¿Por qué no bailamos un rato mejor?- Era la mujer de la barra, la que me sonrío, la que me sirvió los tragos, la que me pregunto si estaba soltero, la que me pregunto que estaba celebrando, ella. Tomó mis manos y las llevó a sus caderas y comenzó a bailar al ritmo de la música, tenía unos labios grandes y pintados de rojo y se movía de una forma espectacular, llevaba unos jeans azules apretados que dejaban ver su perfecta silueta, hacía un calor infernal dentro de la pista de baile y una gota de sudor corría entre sus senos, la tomé por detrás y seguimos bailando, su cuerpo estaba apretado contra el mío, cuando levante la vista vi a la Camila mirándonos con los ojos enrojecidos, la verdad no estaba esperando que se fijara en nosotros, pero no me sentí mal conmigo mismo ni mucho menos, podríamos decir que hasta me resulto placentero verla pasar por mi lado y sin decir nada, verla abrasarse con sus amigas y salieron del club.

Bailé toda la noche con la rubia, cuando prendieron las luces del lugar ya solo quedaban unas 20 personas, ella me dijo que iba a buscar sus cosas y después nos íbamos, que la esperara ahí mismo, al rato Felipe y Roberto se me acercaron y me preguntaron si había tenido suerte o si me iba con ellos, les dije que sí, que se fueran no más, que mañana hablábamos y les pregunte donde estaba Pablo, me apuntaron a la barra y ahí estaba, hablando con la chica del bar y pasándole unos billetes, ella se dio media vuelta y comenzó caminar hacia mí, detrás de ella estaba Pablo quien me cerró un ojo y comenzó a aullar, éramos lobos y estábamos de cacería, tal como en los viejos tiempos.

domingo, julio 22, 2007

Todo a acabado para nosotros


¿Que voy a hacer? ¿Qué voy a hacer? Esto no se suponía que debía pasar, ¿Por qué? Me siento enfermo, me siento mal, creo que voy a vomitar, ¿Qué voy a hacer? ¿Por qué a mi? Me falta aire, estoy mareado, el mundo gira a mi alrededor y no creo que sea por las cervezas que tome, esta lloviendo, esta oscuro, estoy perdido, esto no debió ocurrir… Desde pequeño me han estado preparando para la vida, en el colegio me preparaban para Media, en Media me preparaban para la universidad y se suponía que en la universidad me prepararían para vivir mi vida, se suponía que esta todavía no comenzaba, alguien me engaño, nadie me dijo que esta ya había comenzado, que mi vida estaba en mis manos, que podía tomar las riendas de ella en cualquier momento, nadie me dijo nada, yo hacía lo que se suponía que tenía que hacer, colegio, universidad, trabajo, casarme, hijos, nietos, morir. Ese era el plan, fin del asunto, ella me engaño, se me doblan las piernas, ya no puedo pensar porque me estoy mojando, porque arruine mi vida, porque los autos que pasan me encandilan, porque estoy llorando, porque todo se fue al carajo, me paro, camino, ella me engaño, esto no debió ocurrir, nunca, no a mi ¿Por qué a mi? Me va a tener que escuchar, ella, maldita, perra, como me hiciste esto, se suponía que te quería, se suponía que me querías, se suponía que estábamos en esto juntos, ¿Por qué me dejaste? Lo arruinaste todo ¡Todo! Porque me hiciste esto, ahora estoy fuera de tu casa y me vas a escuchar, porque cuando me lo dijiste estabas llorando y no quería hablar, porque me dio miedo, pánico, porque no sabía que hacer, pero ahora se y tu me vas a escuchar, golpeo la puerta, fuerte, muy fuerte, quiero que despiertes, quiero que bajes y abras la puerta, quiero que bajes, abras la puerta y me escuches, porque esto es TÚ culpa, abres la puerta, tienes los ojos rojos, estuviste llorando, me saludas con un hilo de voz, me dices que estoy mojado, todavía te preocupas por mi, me preguntas si es que estuve bebiendo, mírate, tan frágil ¿Como tú me pudiste hacer esto? Tú, más que nadie tú, no podemos hacer esto, me dices que me calme ¡Como quieres que me calme, arruinaste mi vida! ¿Yo? ¿Y que hay de mi? ¿De ti? Lo más probable es que lo hayas planeado todo ¿No? Claro, lo he visto muchas veces, te embarazas, me caso, tengo que trabajar para mantenerte a ti y a tu maldito bebe, mis sueños a la mierda, lo importante ahora eres tú, ¿Por que me hiciste esto? pensé que me querías ¿Como dejaste que arruinara mi vida? ¿Qué me calme? No, no quiero estar calmado, quiero una respuesta, quiero una solución, quiero mi vida de vuelta, tal y como estaba, suéltame, no intentes abrazarme, no, no, por favor no, necesito estar enojado contigo ¡Suéltame! Te tomo por el cuello, porque esto es tú culpa, aprieto, porque esto es tú culpa, ese bebe no puede nacer, no aquí, no lo merece, no es su culpa, nacerá maldito, no puedo permitirlo, mira a tu alrededor, crees que este es un buen lugar para un bebe, asesinatos en serie, ladrones con corbata, políticos corruptos, sacerdotes pederastas, ya no es seguro salir a la calle, no aquí, no sabes si volverás a casa con vida o dentro de una caja, nadie merece vivir en un mundo así, ¿Por qué lo condenaste a vivir así? Acaso no te das cuenta que no hay futuro para él ¿Por qué arruinaste tú vida? ¿Por qué arruinaste mi vida así? Ya nada importa, ya no peleas, tus brazos cuelgan, tus ojos llenos de sangre me siguen mirando, se prende una luz, ahí viene tu padre, todo a acabado para nosotros.

Ya ni siquiera me sorprende que no me sorprenda



Estoy sentado frente a esta muralla que proyecta información, de todas partes del mundo llegan noticias, es tanta la información que ingresa a través de mis ojos a mi cerebro que ya todo a perdido importancia, sentido y perspectiva. Veo imágenes de cuerpos mutilados, escucho historias de crímenes increíbles, testimonios de asesinos sin remordimiento… un hombre que había secuestrado a 5 niños y los había mantenido encerrados en su casa, y no solo eso, después de volver de su trabajo de vendedor de maquinas de ejercicio por teléfono, encendía su cámara de vídeo Sony VCX 57 y violaba a un niño distinto cada noche y obligaba a los otros a mirar y a participar… luego de 3 años así, había decidido que era hora de terminar con todo esto y se suicido frente a ellos, los abrazo por ultima vez y se pego un disparo en la cabeza. “Extra, extra tenemos las grabaciones que dejo este desequilibrado hombre en la cual podemos apreciar su trato con los niños. Advertimos las siguientes imágenes pueden ser profundamente traumáticas así que sugerimos evitar que cualquier menor de edad veo esto por las probables secuelas que esto puede provocar” ya ni siquiera me sorprende que nada de esto me sorprenda, se que ese vídeo será visto unas 800.000 veces en Internet esta mismo noche, por jóvenes de 15 o 16 años en su mayoría… Lo mismo había ocurrido exactamente una semana atrás, el senador Guzmán había robado 5.7 millones de dólares a familias de escasos recursos, prometiéndoles viviendas más dignas y un estilo de vida acorde con el de un ser humano pero no, los había engañado les había robado todo el dinero que tenían, les dijo que confiaran en él que el sabía lo que hacía, les dio la esperanza de salir del hoyo en el que él mismo les había hecho caer (85% de los afectados además eran trabajadores de una empresa de la cual él era el socio mayoritario) dos años después, sin ningún castigo formal, sin tener que devolver ningún centavo a nadie, sin tener que pasar ningún día en la cárcel, dos años después en los que no tuvo que pedir disculpas a nadie, el mismo senador lanzaba su carrera por la reelección en el mismo distrito, y tiene a las encuestas de su lado, todo apunta a que volverá a ser electo incluso por un mayor margen que la vez anterior. Ya ni siquiera me sorprende que no me sorprenda. Esta pantalla me manda tanta información que mi capacidad de asombro es nula, vivo el día a día como cualquier otro, vuelvo a mi rutina, todo igual, solo que esta vez mi compañero de trabajo no llega y suena el teléfono, vuelvo a la rutina, todo de nuevo, estas maquinas de ejercicio no se venden solas.

miércoles, mayo 02, 2007

Comun y Corriente



No me viste venir, creíste que era otro cliente más, otro cliente común y corriente. No pudiste haber estado más equivocado. Me acerqué y te pedí una caja de cigarrillos, no dijiste nada, sólo agarraste la cajetilla y la dejaste frente mío, era tarde y estabas tan cansado, ¿cuántas horas llevabas trabajando? Quien sabe ¿verdad?, puse mi mano en el bolsillo trasero de mis pantalones, apuesto que creíste que iba a sacar mi billetera, debiste a ver visto la cara que pusiste cuando tenías el cañón frente a tus ojos, comenzaste a sudar pero nunca habías estado más quieto, abriste la boca pero no dijiste nada, abriste esos cansados ojos que tenías, nunca habías estado tan despierto. Después de algunos segundos (Debieron haber sido horas para ti) comenzaste a balbucear, que me llevara todo el dinero que tenías, que no te importaba, pedías por tu vida, que tuviera compasión, que tenias mujer e hijos, que querías verlos crecer, y luego comenzaste a llorar, yo en cambio comencé a reír, levantaste las manos y te dije que salieras del mostrador, obedeciste sin decir ninguna palabra, esto era demasiado fácil, te arrodillaste frente a mi, yo traje una silla para sentarme, quería disfrutar del espectáculo, solo dos metros separaban tu rostro de la bala que en unos momentos más lo atravesaría, seguías llorando, dijiste que harías lo que fuera, y te pregunte si me odias, me dijiste que no –No, no lo odio señor, usted debe tener alguna razón…- maldito infeliz, mentiroso, cínico, estoy con una pistola apuntándote a tu rostro y tu me dices que no me odias ¡Sí claro! si es que no me odias a mí ¿a quien odias? ¿A quien te gustaría ver muerto? Vamos respóndeme, cuando salga de esta tienda ¿a quien quieres que busque? Comenzaste a temblar, me dijiste que a nadie, te pregunto de nuevo, esta vez además te digo que si no me dices algún nombre serás tú quien morirá, piensa en tu señora, piensa en tus hijos, ¿quieres que queden sin padre? comenzaste a rezar, Padre nuestro que estas en los cielos –cállate- santificado sea tu nombre –cállate- venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad aquí en la tierra como en el… ¡Cállate! Te golpeo en el rostro, ¿Acaso no ves que estoy dejando en TUS manos tu destino? ¡No en las de Dios! Te estoy dando la posibilidad de salvarte, de hacerlo tu mismo, o ¿acaso crees que un ángel va a bajar y salvarte? No, no le interesas, un simple cajero en una estación de servicio en el medio de la nada, ¿que esperabas? Me paro y me pongo detrás de tuyo, sientes el frío metal en la nuca, ¿viste pasar tu vida frente a tus ojos? -Dame tu billetera- tu mano tiembla, pero haces lo que te digo –Entonces, me vas a decir algo o ¿voy a tener que ir a preguntárselo a tu mujer?- me miras con cara de espanto, no, no sería capaz... ¿o si? Ya he llegado hasta acá ¿que me impide dar el siguiente paso? Tragas saliva, abres la boca pero las palabras no salen, no puedes decir nada mientras estas llorando, muy bien, si no quieres hablar no es mi problema, en ese momento me dices con tu voz entrecortada que hay un tipo, un tipo al que alguna vez le pediste prestado dinero, y que todos los meses viene, viene a cobrar, nunca viene solo siempre con sus matones, cada vez es peor, la ultima vez que estuvieron por acá destruyeron todo el local, y te dieron una paliza, te golpearon, te patearon en el suelo hasta quedar inconsciente.
A él, a él lo odio, no me importaría no volver a verlo nunca más, que me deje en paz a mi y a mi familia, él, él debería estar acá ahora no yo, él, sí a él deberías ir a buscarlo, ahora por favor déjame tranquilo, luego me preguntaste cual era su nombre, Cristian Méndez, tiene el pelo negro, y no es muy alto…
El señor Méndez se canso de esperar, la bala atravesó tu cabeza y se alojo en el muro de enfrente, tu cuerpo inerte quedo ahí, en un charco de sangre, salgo de la tienda, como si nada hubiese pasado, como otro cliente más, común y corriente. No pudiste estar más equivocado.

viernes, marzo 30, 2007

Solo quedamos nosotros


Sólo quedamos nosotros, le dijo, en unos minutos más traspasarán las murallas del palacio. Ambos sabían ya su destino, no había nada que pudieran hacer, sólo les restaba esperar, encerrados dentro de esas cuatro paredes, mientras su gente moría allá afuera, él la miro a los ojos y vio miedo en ella, podían escuchar el sonido de las espadas negándole misericordia a su gente. Se abrazaron, ella se sumergió en sus brazos, intentando escapar de este final, él intentó consolarla, le decía que pronto estarían en el cielo, pero para llegar allá había que superar este infierno primero. Ella le dijo que una vez había escuchado a unos sabios conversar sobre cómo imaginaban el cielo y el infierno. El primer sabio dijo que no existían tales cosas, y que habían sido creadas por los hombres para controlar la vida del hombre. El segundo sabio, que a su vez era el maestro del anterior, le dijo que en el infierno había caos, y por mucho que buscaras un poco de paz era imposible encontrarla, pero que el cielo era mucho peor, puesto que había una paz total, y el primero que rompiera esta paz con el más mínimo movimiento o pensamiento impuro era condenado a sufrir el resto de su eternidad en el infierno, y que sólo había una cosa peor que sufrir en el infierno, y ésta era vivir toda una eternidad con miedo a caer en éste. El tercer sabio, quien había instruido al anterior, que era conocido por toda China como maestro de maestros, les dijo que, el infierno y el cielo eran la misma cosa, una gran mesa en la cual estaban todos sentados unos al lado de otros, y en la mesa estaban servidas las mayores exquisiteces que cualquier hombre, rey, emperador o Dios hayan visto jamás, pero los palillos para comerlas se extendían por varios metros, los que llamaban este lugar infierno, lo hacían porque no podían probar estas delicias, ya que no podían llevar estas exquisiteces a sus bocas, en cambio los que llamaban a este lugar cielo, ocupaban los palillos para dar de comer a quienes tenían en frente. ¿Y tú que crees?, le preguntó. La verdad sólo me importa que tú vengas conmigo, que no nos separemos, que seamos uno solo… y se presionó aun más fuerte contra su pecho, se acercó y le susurró algo al oído. Él no pudo contenerse y una lágrima escapó a través de su mejilla, ya no le importó verse vulnerable, estaba solo con su amada, no tenía que aparentar, ella lo conocía a la perfección, le dijo que no podía hacerlo, que la amaba demasiado, ella le respondió que era la única forma honorable de hacerlo, que sólo así estarían juntos por el resto de la eternidad, le secó las lágrimas, y dio media vuelta, apoyó su delicada espalda contra su pecho, él con su brazo izquierdo la tomó por la cintura, ella le tomó la mano derecha y la llevó al mango de su espada, juntos la apretaron, llevándola contra el pecho de la emperatriz. Vamos, es la única forma, le dijo… la espada atravesó ambos corazones y fundió los dos cuerpos en uno solo, ambas almas subieron juntas la cielo, y se mantuvieron así por el resto de la eternidad.
Cuando el líder de los bandidos logró entrar al palacio quedó tan conmovido con la escena que mandó hacer una estatua con la figura de ambos amantes. La estatua todavía esta dentro de la ciudad prohibida de China, y en ella todavía se puede leer “Sólo quedamos nosotros”.

jueves, diciembre 01, 2005

The Rumble In The Jungle

Este es mi primer cuento

MI ULTIMA PELEA

-Recuerda, los golpes hacia la mandíbula y cuida tu cara, ¿entendido?- Me pregunto, intentando cruzar su mirada con la mía.
-Entendido- le dije sin siquiera poder mirarlo a los ojos mientras me vendaba los puños para la pelea.
-Vamos tranquilo, yo se que tu puedes hacerlo, esta noche es tu noche, después nos iremos con el titulo a beber algunas cervezas al bar de la esquina, ¿OK?- me dijo, poniendo toda su confianza en mí, y dándome todo el apoyo que un boxeador podría recibir.
-OK- repetía todo lo que el me decía como un perico que habla pero no entiende lo que dice.
Esta noche iba a dar la actuación de mi vida, porque esta noche lo dejaría todo entre esas cuatro perillas, que han sido como mi segundo hogar, porque esta pelea es la más importante de mi carrera en la que peleare por el titulo peso pesado, además porque pelear mi ultima batalla como profesional, tengo 30 años y me retiro sin haber nunca llegado a la cima, pero mi momento ya paso, ya que en este negocio hay que saber como y cuando tirar la toalla, y para mi ese momento es ahora, la decisión ya esta tomada, aunque él no lo sepa, por que de seguro me hubiese dado un sermón de que todavía era joven y que el no permitiría que otra persona hiciese el mismo error que él, pero no me arrepiento de no decirle, ni de nada de lo que e echo en toda mi carrera, aunque tal vez después de esta pelea, haya algo de lo que debería sentir vergüenza.
Al entrar al estadio, lo primero que senti fue a un grupo de personas que gritaban mi nombre.
-¡Vamos, tú puedes hacerlo!-me grito uno.
-¡Rompe le la cara a ese imbecil!-me grito una persona del publico.
Después el anunciador da a conocer mi nombre
-Y ahora el hombre que todos han venido a ver, ¡Camilo “el artillero” Gonzales!
Ya para ese momento no entiendo lo que me grita el publico, solo veo sus caras sedientas de sangre, para ellos no soy una persona, soy solo un gladiador, no, un gallo de pelea, que esta dispuesto a romperse la nariz por unos pocos billetes.
Ya no entiendo lo que me dice mi entrenador, solo siento que me da una palmada en el hombre derecho.
Después de subir al ring miro a mi oponente, es solo un chico que tuvo la “suerte” de llegar aquí, no debe tener más de 20 años, lo inspecciono con la mirada de arriba abajo, ¿donde esta su carta secreta? ¿Donde esta el arma que lo ha llevado a la final de este campeonato?, ¿La cabeza?, no, tiene lo que en el mundo del boxeo llamamos una “mandíbula de cristal”. ¿Los brazos?, no, tampoco, no son tan grandes ni musculosos, como para mandar a la lona a alguien de unos pocos golpes. ¿El pecho?, no es lo suficientemente resistente para mantenerlo de pie durante 13 rounds. ¿Las piernas?, tal vez, tienen el tamaño adecuado, son largas y musculosas, o al menos lo suficiente para “bailar” dentro del cuadrilátero, claro no es ningún Muhamed Ali, pero ahí debe radicar su poder, aunque se, que no es esa la verdadera razón de sus victorias, miro aun más abajo, debajo de la superficie, debajo de el ring, ahí al lado de su entrenador, un hombre con terno, gafas oscuros, un maletín, y un grupo de guardaespaldas, ese debe ser donde verdaderamente radicaba su “poder”.
Miro al hombre de los lentes oscuros, puedo ver que el también me esta mirando, pero algo me interrumpe, suena la campana, llego el momento, el comienzo del fin.

PRIMER ASALTO.
Me acerco a mi oponente, lo más que pueda, ya que debo encerrarlo, así sus piernas no le serán de ninguna ayuda.
Lanzo un golpe dirigido hacia su cara con mi puño débil, el izquierdo, lo esquiva fácilmente con un pequeño salo hacia mi izquierda, esta ahora a mi costado izquierdo, yo e dejado libre de protección el costado de mi abdomen, el, se prepara para un golpe directo, fuerte y efectivo… justo como quería que estuviese, has caído en la trampa. Aprieto mi puño derecho, listo para un gran impacto, y lo lanzo por sobre mi otro brazo e impacta directo en su nariz, no lo suficiente como para romperla, pero si como para lanzarlo contra las cuerdas, él como un niño esta cubriéndose la cara con sus manos, un niño que acaba de recibir el golpe más fuerte de su vida.
Me preparo para embestir nuevamente con una ráfaga de golpes directo a su abdomen, tan rápidos fueron esos 5 o 6 golpes que debió sentir que fueron 50 o 60, el comentador dice que parecía un niño despiadado quitándole las alas a una mariposa, cuando me detengo, subo la cabeza para tomar un segundo aire, en ese momento el se abalanza contra mi, no con sus puños sino que con todo su cuerpo, logra el contacto, solo para después empujarme de nuevo al centro del ring, fue un empujón lo suficientemente fuerte como para hacerme perder el equilibrio por un pequeño momento, pero durante ese momento de vulnerabilidad, mi contrincante tomo un impulso de dos paso, y lanzo un golpe lo más fuerte que pudo. Caigo al suelo, pero me levanto enseguida, con ganas de acabar con este muchacho lo más rapido posible, levanto mi brazo derecho con todas mis fuerzas lizo para mandarlo al hospital cuando la campana anuncia que todo ha acabado y que debemos volver a nuestros puestos.

-¿¡Acaso no escuchaste nada de lo que te dije en el camino hacia acá!?- La verdad es que no, entre los alaridos del público, y los chillidos del anunciador, uno prefiere desconectarse totalmente del mundo, y eso te incluye a ti también- ¡los golpes deben venir desde abajo, e impactar directo en la quijada de ese muchacho! ¡¿Acaso no te diste cuenta al entrar que tiene una mandivula de cristal!?

SEGUNDO ASALTO

Entre decidido a acabar con este chico, lo golpee tantas veces, que no lo deje ni siquiera tocarme con sus guantes, fueron varios golpes, ninguno con una fuerza devastadora, solo la suficiente, como para demostrarle quien era el verdadero ganador, quien era el que se merecía el triunfo, seguí así, durante varios rounds seguidos, y cuando el maldito chico entendió, que este no era un juego, que estaba en las ligas mayores, que estaba peleando conmigo, con “el artillero”, era momento de acabar esto.

DECIMO ASALTO
El pobre entro predispuesto para recibir la paliza de su vida, sus piernas, su única defensa contra mis golpes se había desvanecido por ahí cerca del 5 round, no podía ni siquiera mantener sus puños en alto como para proteger su cara de niño rico, la cual después del ultimo round había acabado deformada, con un corte en la ceja derecha, un labio hinchado, y un ojo morado, ¿el cuerpo?, lleno de contusiones internas.
Me divertí un rato con el, lo cual casi me hace cambiar mi decisión final, pero ya era momento de acabar todo esto. Le lance una seguidilla de golpes cortos, hacia su rostro con mi puños izquierdo, el último un poco más fuerte como para que levantara su cabeza, para así dejar su “mandíbula de cristal” a mi disposición, lance un golpe perfecto contra su quijada, hermoso, desde la parte baja de mi abdomen, salio una bala de cañón, que cruzo el aire, y con un poco de nostalgia ya que sabia que este era mi ultimo golpe, el que sellaría mi carrera, tal vez por esta razón, vi todo en cámara lenta nuevamente, vi mi guante encajar a la perfección con la mandíbula de mi contrincante, sentí como dos muelas salían de su posición original, para salir disparadas por un chorro de sangre, contra el piso, vi como se dibujaba una expresión de total dolor en su cara, y vi a ese chiquillo, que se creía boxeador caer a la lona como un bulto, inerte, carente de cualquier vida, fue un golpe perfecto, aunque tal vez demasiado perfecto, tal vez demasiado perfecto para su verdadero cometido.
El juez comenzó la cuenta…
1… Un golpe perfecto
2… Tal vez demasiado perfecto
3… Creo que me excedí con el muchacho
4… Lo siento muchacho discúlpame
5… Rayos, ¿que e echo?
6… Vamos chico reacciona…
7… Eso, así sigue así, ahora párate…
8… Vamos chico… se que puedes hacerlo…
9…-¡¡¡Vamos, ponte de pie!!!!-Le ordene.
Eso así se hace, has demostrado más agallas de las que pensé que tenias, ahora, volvamos a nuestro negocio.
Pude ver el fuego dentro de sus ojos, el muchacho esta furioso, justo lo que quería, lanza unos golpes rápidos hacia mi rostro, uno fuerte a mi mandíbula, otro a mi abdomen, y otro, y otro, hasta que un golpe suyo impacta contra mi cara, y mi cuerpo, cae, aparentemente inerte, la caída es larga, y por un momento me siento en el cielo, solo para aterrizar en el infierno, siento la sucia y fría lona contra mi rostro, veo, la cara sonriente del hombre con terno, esta acariciando su maletín… mi maletín, el que contiene mi dinero, él está feliz, ¿yo?, sucio, me siento sucio, levanto la mirada para ver al arbitro terminar la cuenta, para ver la cara de alegría del chico, y para ver el rostro de angustia de mi entrenador, en ese momento lo comprende, mi entrenador, el cual gasto su dinero, su maletín en comprarse un gimnasio en el cual, entrenaría a los chico como yo, que no sabían defenderse, hace algunos años el había traicionado a su entrenador, pero ahora me tocaba a mi, si claro esta será una noche larga y terrible, en la cual estaré solo con mi atormentada conciencia, bueno eso si es que no cuentas al meletín.